La chica se aproximó cada vez más y comenzó a describirle todas las cosas lascivas que podría hacerle en "la habitación del fondo" si estaba dispuesto a pagar. Sus proposiciones eran tan directas y en cierto modo graciosas que él acabó aceptando. Por fin decidieron que le chuparía el pene, pues afirmaba tener un talento extraordinario para aquella actividad, y en efecto se dedicó a la tarea con un entusiasmo sorprendente. Unos minutos más tarde, en el preciso instante que se corría dentro de su boca con un largo y palpitante chorro de semen, A. tuvo una visión que lo ha acompañado desde entonces. Cada eyaculación contiene millones de espermatozoides -o más o menos la cantidad equivalente al número de habitantes del planeta- y eso significa que cada hombre guarda en sí mismo el potencial de un mundo entero. Y en lo que ocurriría, si esto pudiera ocurrir, se encuentra toda la gama de posibilidades: las semillas idiotas y genios, de bellos y deformados, de santos, de catatónicos, ladrones, corredores de bolsa y equilibristas. Cada hombre, por lo tanto, es un mundo entero y alberga en sus propios genes un decálogo de toda la humanidad. O, como diría Leibniz: "cada sustancia viva es un perpetuo espejo viviente del universo". Pues el hecho es que estamos formados por la misma materia que surgió de la primera explosión, de la primera chispa en el vacío infinito del espacio. O al menos eso se dijo a sí mismo, en aquel momento, mientras su pene estallaba en la boca de la mujer desnuda cuyo nombre ha olvidado. Pensó: la irreductible mónada.
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Fa 8 anys
3 comentaris:
bua!!! me ha encantao... lo sabes, pequeña...
no hay más, la irreductible mónada!!! ahi queda eso!!! juasjuas!
Té moments brillants, i aquest és un d'ells! Estic encantada de que t'hagi agradat! ;)
Muaaa
Ostres! Així que el Big Bang v ser una mamada ben feta...
Salut!!!
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