
A un lado estás tu; al otro, el entramado de calles por donde paseas. Matabiau queda a tus espaldas, recorres Rue Bayard hasta el cruce con Boulevard de Strasbourg. Giras a la derecha, andas por la Place Jeanne d'Arc, las paradas de flores siguen allí, también el mercado de frutas y veduras. Cruzas Strasbourg y te sumerjes en la tranquilidad de Rue Saint-Bernanrd que te regala una bonita panorámica de Saint-Sernin. La iglesia sigue allí, aparece recortada entre los edificios modernistas de la calle. En una peregrinación inversa rodeas la basílica, no entras, tu recorrido sigue por Rue du Taur. Con Bili visitaste la Abbaye de Saint Hilaire. Contemplasteis el altar mayor del Maestro de Cabestany, en cuya superficie está tallado el martirio de Saint-Sernin. Madame Fouquet te lo narró en clase. Bili andaba pensativo por la galería. Poco antes le dijiste que el espacio y el tiempo que compartíais agonizaba. Ves su figura cabizbaja, de espaldas, en el reflejo de los ventanales del Cafe des Arcades, en la Place du Capitole. Hace frío, pero no te importa. Bili y tú seguís allí, en el reflejo. Pronto deberemos empezar a construir los recuerdos de estos meses, te dijo al fin, recostado en una columna. Reanudas la marcha y giras por Rue Gambetta, tampoco entras en la librería Ombres blanches, donde compraste El caballero de la carreta aquel viernes que no fuiste a occitano. Alonso te lo reprochó esa noche y Bili te dijo que no entendía por qué desaprovechabas el tiempo, tú y tus ausencias. Te justificaste, necesitabas pasear. Continúas calle allá. Te sorprendió su comentario en Saint Hilaire, puede que también te doliera, no aquel día en el claustro. Te dolió tras la vuelta, porque hasta entonces no comprendiste el alcance de sus palabras. Llegas a la Daurade, te cala la humedad del Garona, te paraliza como te paralizó narrar tus días en la Ville rose junto a él y sin él. Desciendes al quai, a tu izquierda el Pont Neuf y enfrente el barrio de Saint-Cyprien. ¿Dónde está la diferencia entre lo real y lo virtual? Necesitabas pasear, te justificaste como justificas hoy tu ausencia. A un lado estás tu; al otro, el entramado de calles por donde paseas. Las calles siguen allí, el mapa es real. Esta promenade no, tampoco la de aquel viernes que no fuiste a occitano. La distancia, como te dijo Bili, construye recuerdos y l'écriture ne compense rien, ne sublime rien, elle est précisément là où tu n'es pas, là où tout est virtuel.
2 comentaris:
ohhhh!!! ja t'ho vaig dir, el text m'encanta! i la foto que l'acompanya encara més ;) que guai, quins bons records!! :)
muaaaa
acabo de veure lo del pollock, em mola però em molaria més si es veiessin les lletres (blanc?) :p
muaaaa
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