07 de novembre 2009

No por hallazgo intelectual, sino por instante (II)

"Se non é yero, é ben trovato"; lo "ben trovato" lleva implícita su propia verdad. Y a ningún discurso le vienen mal las vitaminas de lo "ben trovato". El que no quiera o no pueda perder el tiempo a desbarrar un poco, se arriesgará menos, de acuerdo, pero también se aburrirá más, Acabará enmudeciendo, anquilosado por la vacilación, o avanzará a paso de plantígrado, con los pies aprisionados por los grilletes de la norma.  
De hecho la mezcla de cobardía y recelo que nos inhibe a formular verbalmente cualquier cuestión compleja -y todas lo son más de lo que parecen- tiene su raíz en la experiencia de los riesgos que todo parto lleva consigo. Porque las cosas sólo toman cuerpo al nombrarlas, y nadie, por ignorante que sea, deja de intuir el formidable peso de las palabras ni su poder para dar a la luz lo que, antes de ser designado o mentado, yacía sin rostro en el vientre del caos. Lo cual no quiere decir que lo que bulle informulado en el reino de las sombras no proponga problemas incluso más turbios ni deje de percibirse como un dolor sordo que lanza solapadas amenazas; pero ya se sabe que el hombre, por proceder del caos, le tiene menos miedo a éste que a la tarea de roturarlo,  y tiende a mantener la postura fetal de esconder la cabeza, que es en la que se siente más protegido, difiriendo siempre que puede el momento de salir al encuentro de los fantasmas llamándolos por su nombre." 
El cuento de nunca acabar, Carmen Martín Gaite.