07 de desembre 2009

A pie

Tarde de lunes que se asemeja a domingo, a todas las pasadas tardes de domingo. Hoy, de vez en cuando, me molesta la música que me regala el ordenador, se me aparece poco saludable o lo que es lo mismo, a veces, olvido cuán de distinta suena la música en la minicadena, incluso en el viejo tocadiscos de antaño, de cuando niña. Apenas escribo ya a mano. Anduve las últimas semanas sin pilot negro, el único bolígrafo que responde con suavidad sobre el papel, que dota a mis dedos de la presión y la velocidad justas para seguir avanzando, y, aunque vuelvan a mí recuerdos nítidos de lecturas por gula, ya no sé leer por pasión, leo mientras investigo. Me llegó un libro del otro lado del océano, que nunca he cruzado. Historias de la marcha a pie, flujo de consciencia de deriva, regalo necesario y testimonio material de mis venturas, caminando como en formol en una de estas tardes que se asemejan a domingo. 

1 comentari:

Isabel ha dit...

Muy bueno, no l'havia llegit!! M'agrada. Per cert, jo he recuperat l'escriptura manual: ploma amb tinta negra.

La futura filòloga al habla: "olvido cuán de distinta" el correcte seria "olvido cuán distinta" (sense la prep). Je l'ai déjà dit! jeje

muaaa